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Nuevo “robo del siglo” en CDE: bofetada para el Gobierno y fuerzas de seguridad

La reciente perpetración del «robo del siglo» en Ciudad del Este, donde una banda criminal internacional se alzó con una suma multimillonaria tras excavar un túnel hasta la bóveda de la Asociación de Trabajadores Cambistas, ha puesto en evidencia una vez más la alarmante ola de inseguridad que azota nuestra ciudad y la región del Alto Paraná en su conjunto.

El modus operandi de este audaz golpe, que involucró el corte del suministro eléctrico y la meticulosa planificación durante años, probablemente, ha dejado perplejos a ciudadanos y autoridades por igual. Es inadmisible que una acción de tal envergadura haya podido llevarse a cabo sin ser detectada, poniendo en riesgo no solo la seguridad de los cambistas afectados, sino también la confianza en nuestras instituciones de seguridad.

Es crucial destacar la falta de acciones concretas por parte del Gobierno Nacional para abordar este preocupante problema de seguridad. Si bien es cierto que se han desplegado esfuerzos para investigar y capturar a los responsables, la realidad es que estos eventos siguen ocurriendo con una frecuencia alarmante. La falta de una estrategia integral y la ausencia de recursos adecuados para combatir la delincuencia organizada son evidentes.

Resulta incomprensible que, a pesar de las advertencias previas y las señales de alerta, como las vibraciones detectadas cerca de la bóveda días antes del robo, no se hayan tomado medidas preventivas adecuadas para evitar esta tragedia. La pasividad y la falta de coordinación entre las diferentes agencias de seguridad son inaceptables en un momento en el que la seguridad de nuestros ciudadanos está en juego.

Es imprescindible que las autoridades locales y nacionales asuman la responsabilidad de proteger a los ciudadanos y garantizar la seguridad de sus bienes. Se necesitan medidas urgentes y efectivas para fortalecer la seguridad en Ciudad del Este y el Alto Paraná, incluyendo una mayor inversión en tecnología, capacitación policial y cooperación internacional para combatir el crimen transfronterizo.

La presencia de una banda internacional con presuntos vínculos con el Primeiro Comando da Capital (PCC) subraya la naturaleza transnacional de la delincuencia que enfrentamos. Es fundamental que exista una coordinación efectiva entre Paraguay y Brasil para combatir esta amenaza común y llevar a los responsables ante la justicia.

Además, es imperativo abordar de manera integral la corrupción dentro de nuestras fuerzas policiales. El saneamiento del cuadro activo de la Policía Nacional, liberándolo de elementos corruptos que facilitan o encubren actividades delictivas, es esencial para restaurar la confianza pública en nuestras instituciones de seguridad.

Por otro lado, es necesario implementar un mayor control en nuestras cárceles, que frecuentemente sirven como centros de planificación y reclutamiento para grupos criminales. Mejorar las condiciones de seguridad y supervisión en las prisiones ayudará a prevenir la gestación de futuros robos y asaltos de gran magnitud.

En conclusión, el reciente “mega robo” en Ciudad del Este es un llamado de atención para tomar medidas urgentes y decisivas contra la creciente inseguridad que enfrentamos. No podemos permitir que nuestras calles y nuestras instituciones sean vulnerables ante la delincuencia organizada. Es hora de que el Gobierno actúe con determinación para proteger a la ciudadanía y preservar la paz y la seguridad en nuestra comunidad.

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