
Una alarmante denuncia expone el nivel de control que el crimen organizado ejerce dentro de la Penitenciaría Regional de Ciudad del Este, donde reclusos estarían siendo forzados a participar en violentas peleas a cambio de tocos de crack como premio.
Según testimonios de reclusos, estas prácticas se desarrollan en una zona de la penitenciaría conocida como “Rancho”, donde los enfrentamientos entre internos son organizados como una forma de entretenimiento, bajo la mirada de otros internos. El ganador de cada combate es recompensado con pequeñas dosis de crack, lo que refuerza el círculo vicioso del consumo dentro del penal.
El denunciante, cuya identidad se mantiene en reserva por seguridad, señaló como principal responsable de estas prácticas a Rafael Esquivel, alias “Mbururú”, quien presuntamente lidera las grescas desde dentro de la cárcel. Lo más grave es que, según la denuncia, el propio director Joel Durañona, estaría al tanto de lo que ocurre, pero opta por no intervenir.
Esta situación deja en evidencia la falta de control por parte del Estado dentro del sistema penitenciario, donde las organizaciones criminales no solo dominan el tráfico de drogas, sino también la integridad física y mental de los reclusos.
Organismos de derechos humanos y autoridades del Ministerio de Justicia ya fueron alertados, y se espera una intervención urgente para frenar estas prácticas inhumanas y recuperar el control institucional.