
El Municipio de Itakyry sigue siendo noticia negativa al sumar casos de instituciones educativas que se encuentran en deplorable estado. Esta vez salió a luz la triste realidad que enfrentan los alumnos de la escuela Andrés Rodríguez, de la colonia Tierra Prometida. Ventanas rotas, paredes agrietadas, techos a punto de colapsar, conexiones eléctricas desfasadas que impiden el acceso a la energía y varios otros problemas que reflejan la tremenda precariedad que enfrenta la comunidad educativa.
Una lamentable realidad es la que viven más de cien familias de Tierra Prometida, distante a unos 30 kilómetros del casco urbano de Itakyry, que muy por el contrario del nombre que lleva, es una de las localidades más olvidadas del distrito en cuanto a educación. Durante un recorrido, se pudo comprobar que la escuela Andrés Rodríguez se suma a la lista de instituciones que carecen de prácticamente todo, incluso de lo mínimo requerido para el aprendizaje de los alumnos.
Gran parte del techo está comprometido, con goteras por doquier y serio riesgo de derrumbe. Además, en los pasillos se pueden observar grandes agujeros que crecen a medida que se registran fuertes lluvias, inundando todas las salas. De igual forma, los sanitarios están en estado deplorable al igual de varias aulas, cuyas ventanas están rotas en gran porcentaje, minadas de astillas que son un peligro inminente para los más chicos.
A todo esto se suman las precarias conexiones eléctricas que están expuestas, arriesgando a propios y extraños. Focos instalados provisoriamente cuelgan de los fluorescentes en desuso, dejando los cables sueltos sin protección alguna. Las vigas que sostienen el techo presentan grietas de alarmantes proporciones, al igual que las paredes, principalmente en las zonas de las ventanas, evidenciando la utilización de materiales de mala calidad y un trabajo mal hecho.

Estas fisuras se extendienden en todas las aulas, creciendo de forma considerable. Los pisos también están en condiciones lamentables, invadidas por la humedad y alimañas como tarántulas, cucarachas y otros.
El comedor destinado al programa Hambre Cero está en la parte trasera del predio, y no pasa de ser una pequeña choza o cabañita que los padres adaptaron para cocinar y entregar el alimento a sus hijos.
En la misma zona se encuentra la precaria capilla, donde los niños dan clases actualmente, atendiendo las pésimas condiciones de la estructura escolar, que más que resguardar a los estudiantes, hoy se constituye en un peligro para su seguridad e incluso sus vidas.
La pequeña capilla funciona como plurigrado y aunque también carece de las comodidades necesarias, la estructura es más segura.
Los integrantes de la Cooperadora Escolar indicaron que han realizado el pedido de ayuda y asistencia a las autoridades en reiteradas ocasiones, pero hasta la fecha poco o nada se ha realizado, y la tendencia es que esto vaya de mal en peor.