Una paradoja, en sentido lato, y sin extensiones en todas sus áreas, es un acto o un dicho que es contrario a la lógica. Ampliando la ilustración, son episodios que en verdad retan a la lógica, o más bien son contrarias a ella.
Dando ejemplos que pudieran dar certeza a la expresión, resulta paradójico que contando con una planta asfáltica de costo millonario, adquirido con dinero de los contribuyentes esteños, se tenga al 99% de las arterias en deplorable estado, baches por doquier, y hasta calles a tierra desnuda. Se ha promocionado con bombos y platillos el logro que no deja de ser un chiste de muy mal gusto, a meses de su operatividad. No es ningún despropósito de los medios de comunicación retratar realidades y desidias de mentirosos consuetudinarios.
Es paradójico que se hable de recaudaciones récord todos los meses, y se acreciente deudas con trabajadores municipales que deben soportar el mismo esquema de denigración que se ha prometido terminar.
Para claridad del concepto, es una paradoja que de ser el principal protagonista de transparencia y correcto uso de los recursos municipales desde la vereda del anonimato del poder comunal, ahora en el pedestal del mismo, se chicanee de manera extraordinaria para evitar seguir con juicios para determinar responsabilidades en negociados. ¿Cómo podría calificarse al férreo cuestionamiento al prebendarismo como bandera de campaña, y ahora se apele a dar zoquetes a hambrientos concejales para obtener blindajes en la Junta Municipal al típico estilo de clanes mafiosos que tanto se fustigó?
Como mayor logro desparramar publicidad por utilizar adornos navideños de elementos reciclados, pero facturar millones de guaraníes por el mismo, no es paradójico, es un absurdo del desperdicio de los bienes públicos. Mientras las calles están pésimo estado, se adornan plazas. No precisamente priorizando lo necesario.
Sin planificación, sin proyectos de ordenamiento territorial, sin previsibilidad, se cae en la misma mediocridad de gestiones arropadas por populismos baratos. Misma escuela de vendedores de humo.
Pese a comprarse buses eléctricos con dinero ciudadano, el mismo propietario debe pagar por utilizarlo, aplaudiéndose a rabiar por el “logro”. Vaya y pase si los mismos fueran adquiridos por el sector privado, pues sería lógico. Parece broma, pero no es. ¡Qué paradoja!
Pero lo más paradójico de todo, es la conducta de un sector de la comunidad de la capital del Alto Paraná, que vive de redes sociales y de fake news, asumiendo como verdad falsedades, pese a consumir diariamente lacerantes realidades de pésimo servicio de transporte público, “baches con calles”, derroche de dinero del pueblo y payasadas de sus autoridades distritales.
Es más que necesario romper con la paradoja y exigir cuestiones tan lógicas como mejor desempeño y optimización de los recursos de todos. Mientras se sobreviva en el desinterés y no se aleje el cretinismo del fanatismo, todo seguirá en el mismo nivel de mediocridad manifiesta.