Lo que prometía ser una celebración inolvidable para recibir el Año Nuevo en las playas de Santa Catarina, Brasil, terminó en una amarga experiencia para Robson Affonso y su familia. Como miles de paraguayos, planificaron con antelación su viaje y reservaron un departamento a través de la plataforma Booking, por el cual pagaron R$11.600 (unos G. 15.776.000). Sin embargo, al llegar a su destino, descubrieron que habían sido víctimas de una estafa.
“Hicimos la reserva el 7 de diciembre, pagamos el total y nos entregaron un número de contacto para cualquier consulta. Todo parecía legítimo, pero al llegar nos dimos cuenta de que el departamento no existía. Fuimos a la comisaría para denunciar y nos dijeron que éramos la quinta familia en reportar una estafa similar ese mismo día”, comentó Affonso.
Tras el desconcierto inicial, la familia acudió a una inmobiliaria local, donde lograron conseguir otro alojamiento. Sin embargo, debido a la incertidumbre generada por la estafa y los problemas ambientales en la región, decidieron acortar su estadía a solo tres días y regresar antes de lo previsto.
ESTAFAS EN AUMENTO
El caso de la familia Affonso es parte de una problemática creciente en Santa Catarina, donde las estafas relacionadas con alquileres vacacionales están a la orden del día. Según declaraciones de las autoridades locales, este tipo de delitos se ha vuelto frecuente, aprovechándose del aumento de turistas y la alta demanda de alojamientos.
Los anuncios fraudulentos suelen publicarse en plataformas digitales populares, lo que genera una falsa sensación de seguridad entre los usuarios. Sin embargo, tras recibir el pago, los estafadores eliminan los anuncios y desaparecen, dejando a las familias sin recursos y sin lugar donde hospedarse.
CRISIS AMBIENTAL Y SANITARIA EN LAS PLAYAS
Además de las estafas, Santa Catarina enfrenta una crisis ambiental que está impactando negativamente en su industria turística. Las playas, tradicionalmente conocidas por sus aguas cristalinas, ahora lidian con problemas de contaminación debido al colapso del sistema cloacal, el vertido de residuos y las condiciones climáticas desfavorables.
“La región está un desastre. Nos enteramos de que hay una virosis afectando a muchas personas y, por precaución, decidimos no quedarnos más tiempo”, señaló Affonso.
Para mitigar los riesgos, el Instituto de Medio Ambiente (IMA) y las autoridades locales implementaron un sistema de monitoreo de la calidad del agua. Desarrollaron un Mapa de Balneabilidad, que permite a los turistas identificar qué playas son seguras para el baño. A pesar de estos esfuerzos, los problemas estructurales y sanitarios persisten, generando preocupación entre los visitantes y residentes.