
La ciudad de Presidente Franco atraviesa una crisis silenciosa pero profundamente simbólica: sus plazas y áreas verdes, que deberían ser espacios de recreación, integración social y contacto con la naturaleza, se han convertido en basurales al aire libre, víctimas de una combinación letal entre la inacción del gobierno municipal y la irresponsabilidad de una parte de la ciudadanía, que utiliza estos espacios como vertederos improvisados. Todo esto ocurre ante la total inacción y desidia de la administración municipal del intendente Roque Godoy.
Vecinos de distintos barrios denuncian que la gestión del intendente liberal ha dejado completamente de lado el mantenimiento de los espacios públicos, priorizando solo dos plazas: la Plaza de la Libertad —escenario de una escandalosa sobrefacturación de casi 3 mil millones de guaraníes en supuestas obras de hermoseamiento— y el Parque Independencia, en inmediaciones del polideportivo municipal. El resto de los espacios, incluyendo parques infantiles, canchas y zonas recreativas barriales, se encuentran en un estado de abandono alarmante: invadidos por malezas, basura, escombros y una sensación general de dejadez.
El caso de la plaza 15 de Mayo, en el Área 5, es apenas un ejemplo, pero resume perfectamente el drama que atraviesan los espacios verdes de Pdte. Franco. Lo que alguna vez fue un espacio emblemático y vibrante, con canchas de fútbol, juegos infantiles y áreas de descanso, hoy es un basural improvisado donde el hedor, los residuos y la inseguridad dominan el ambiente.
“Esta plaza ya no parece un lugar para venir con los chicos. Está llena de basura, hay malezas por todos lados, y de noche da miedo pasar por acá”, lamentó una madre de familia del barrio. Y lo más grave, muchos de los residuos ni siquiera pertenecen a los vecinos del Área 5. Habitantes denuncian que personas de otros barrios —incluso de zonas más alejadas— llegan en vehículos y motocarros para tirar basura en los contenedores de la plaza, o directamente en el suelo.
El motivo: evitar el pago de la tasa municipal de recolección de residuos, que ronda los 30.000 guaraníes mensuales. “Prefieren ensuciar lo ajeno antes que pagar lo que corresponde. No hay conciencia y tampoco hay castigo. Nadie controla, nadie sanciona”, denunció otro vecino.

ADMINISTRACIÓN MUNICIPAL AUSENTE
La gestión del intendente Roque Godoy ha sido blanco de fuertes críticas por parte de los ciudadanos, quienes denuncian que las tareas de limpieza en las plazas se realizan cada cuatro o cinco meses, cuando mucho. “Con tantos funcionarios municipales sin tareas claras, ¿por qué no destinan brigadas permanentes para el mantenimiento de las plazas? Hay empleados que no pisan la calle, pero igual cobran su salario. Es una burla para quienes sí pagamos nuestros impuestos”, expresó un vecino visiblemente molesto.
En efecto, la percepción generalizada es que la administración municipal prioriza los espacios visibles desde la sede comunal —como el Parque Independencia o la polémica Plaza de la Libertad— mientras relega al abandono al resto de la ciudad. Esta desigualdad en el trato a los espacios públicos genera una sensación de abandono, frustración y discriminación entre los franqueños.
La acumulación de residuos en plazas y áreas verdes no es solo una cuestión estética o de imagen urbana. Las consecuencias van mucho más allá. Los vecinos advierten sobre el aumento de enfermedades por vectores como mosquitos y roedores, además de la creciente inseguridad en zonas donde las malezas alcanzan alturas preocupantes y la iluminación es nula o deficiente.
Incluso iniciativas comunitarias, como la feria hortigranjera que cada semana se instala en el galpón de la plaza 15 de Mayo, terminan siendo afectadas por esta situación. Aunque los productores limpian sus puestos, los alrededores del predio no reciben tratamiento alguno, reforzando la sensación de abandono.
Frente al silencio de las autoridades, los vecinos comenzaron a organizarse y proponer medidas concretas. Entre las más destacadas se encuentran la instalación de cámaras de vigilancia en plazas estratégicas para identificar a los infractores, la realización de rondas de inspección nocturna por parte de funcionarios municipales, la reestructuración del plantel de funcionarios para que empleados sin funciones definidas sean destinados al cuidado y mantenimiento de los espacios públicos, y por último, el diseño de una campaña municipal para educación ambiental y concienciación ciudadana.
“La plaza no es solo un lugar para jugar o descansar. Es un reflejo de cómo vivimos en comunidad. Y si permitimos que la basura y el abandono se apoderen de nuestros espacios, estamos aceptando vivir en la desidia”, sentenció uno de los voceros barriales.