
Un presunto caso de negligencia, médicos y enfermeros del Hospital Regional de Ciudad del Este dejaron a una mujer de 39 años debatiéndose entre la vida y la muerte. La paciente ingresó hace un mes para la extirpación de quistes en el ovario, pero una serie de errores médicos han puesto su vida en grave peligro, según la denuncia hecha por su hija. Tampoco reciben informes sobre quiénes son los médicos tratantes y la situación real de su estado de salud.
El calvario de Elena Villar Sosa (39) comenzó el 23 de abril pasado, cuando ingresó al hospital para someterse a una cirugía por un quiste de ovario. Lo que debería haber sido una intervención rutinaria pronto se transformó en una experiencia aterradora. Tras la cirugía, la paciente empezó a mostrar signos de complicaciones graves que fueron ignorados o mal manejados por el personal de blanco.
Su hija, Ingrid Villar, relató que los estudiantes brasileños realizaban las curaciones de la herida de su madre, pero solo lo hacían externamente y no por dentro, lo que posteriormente trajo complicaciones. La mujer sentía muchos dolores, pero esto fue ignorado por el personal de salud y su herida explotó, complicando aún más su situación.

«Su intestino ya estaba todo podrido. Los estudiantes brasileños hacían las curaciones, pero solo por fuera, no drenaban su herida por dentro hasta que el 15 de mayo explotó y salió hasta su materia fecal. Ese día no pudieron intervenirla porque era feriado y no había médico. Y siempre bajaban los estudiantes a hacerle su curación. Después de que saliera su desecho le hicieron esperar 2 días para hacerla subir en el quirófano», narró Ingrid.
DESESPERACIÓN Y FALTA DE INFORMACIÓN
Según la familia, la total falta de información e irresponsabilidad por parte del hospital los deja con mucha preocupación. «No nos dan informes, nadie da respuesta. No sabemos quién es el médico que le hizo la cirugía”, siguió.
Elena ha sido sometida a múltiples cirugías en un corto período de tiempo. Después de la primera operación el 23 de abril, tuvo que ser intervenida nuevamente el 15, 23 y 24 de mayo. Su situación crítica ha generado un gasto desmedido para su familia, que ha tenido que vender todas sus pertenencias para cubrir los costos médicos.
«Vendimos todo lo que teníamos. Hasta la moto. Ahora entró a terapia y como mínimo hay que poner 500 mil guaraníes por día. Yo ya no trabajo, mi tía renunció a su trabajo para cuidarle. En un mes son 4 cirugías. Está en terapia y no sabemos cómo va a salir», agregó la joven, con la voz quebrada, reflejando la desesperanza de una familia que ha agotado todos sus recursos.

BUROCRACIA Y DESESPERANZA
A pesar de haber presentado una denuncia ante la Fiscalía, la familia de Elena se enfrenta a una burocracia insensible. «Nos dijeron que no pueden hacer nada, solo si ella sale muerta, pero mientras tanto no», lamentó Ingrid.
LLAMADA A LA ACCIÓN
El caso de Elena Villar Sosa ha puesto al descubierto graves deficiencias en el sistema de salud pública y la falta de supervisión adecuada sobre el personal médico en formación. La familia de la paciente exige una investigación exhaustiva y que los directivos brinden los datos reales de los médicos tratantes y del cuadro clínico de la mujer, quien lucha por su vida en una unidad de cuidados intensivos, sin saber si podrá volver a ver a su hija única.
Este escandaloso caso es un llamado urgente a las autoridades sanitarias y judiciales para revisar y reforzar los protocolos y regulaciones que rigen la práctica médica en el país.
Mientras tanto, la familia de Elena sigue esperando un milagro y una justicia que parece lejana. La pregunta que queda en el aire es: ¿será necesario un desenlace fatal para que las autoridades tomen cartas en el asunto?
BUSCA TRABAJO
A la par, Ingrid (24) está en busca de una oportunidad laboral para poder paliar con los gastos médicos de su madre, quien necesitará de cuidados delicados para el proceso de recuperación, incluyendo una dieta muy estricta para su alimentación. “Necesito poder trabajar porque después, cuando mamá salga del hospital, va necesitar ayuda ya que su vida será mucho más complicada con los alimentos y medicamentos. Tengo experiencia en farmacia, como vendedora de perfumes, cosméticos y cajera auxiliar”, finalizó.