Las nuevas autoridades tuvieron casi tres meses para prepararse y asumir sus cargos “con todo”, es decir, empezar de inmediato a hacer las reformas prometidas y mejoras. Ahora, a casi dos meses de haber asumido, vemos lastimosamente mucha improvisación, desidia e inoperancia en los “nuevos”. ¡Ninguna señal de que “vamos a estar mejor”!
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En las cárceles por ejemplo, la situación está que arde; tras la toma de rehenes en Tacumbú, donde los que mandan son los bandidos y no el Estado; además se supo que la cárcel regional de CDE, con más de 1.500 internos, es custodiada por ¡20 guardias!, que encima hacen turnos rotativos y están saturados. Definitivamente, esto ya es cosa de locos y no debe de extrañar a nadie si en cualquier momento hay una fuga masiva en el penal esteño. ¡Nde sapatúre!
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Los delincuentes son cada vez más atrevidos, ante la inutilidad policial. Los atracos se cometen con espantosa frecuencia en pleno microcentro, que pese a ser la “zona más vigilada gua´u” por la Policía, constantemente es visitada por los amigos de lo ajeno, que hacen lo que se les antoja, ante la pasividad policial. Y así quieren atraer inversionistas ndaje. ¡Japoína!
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Dicen que en la muni hernandariense, el intendente Cano clasifica a sus funcionarios en “primera y segunda categoría”. Para los privilegiados de “primera”, los salarios y dietas están al día, en tanto los “segundones” deben esperar entre 3 a 5 meses para cobrar. ¿Por qué piko tanta discriminación, intendente?