Todavía está muy fresco en la memoria de todos lo ocurrido en Lambaré, en donde los raudales arrastraron a dos efectivos militares a la muerte. El intendente lambareño incluso está imputado por el asunto. Ahora, en CDE vimos episodios similares, con raudales gigantescos, que se tragaban basuras, vehículos y lo que fuere, aunque afortunadamente no se registraron bajas humanas. ¡Providencia divina!
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De hecho, las autoridades municipales se limitan a culpar a factores externos del drama, indicando que por el cambio climático “hoy día llueve más que antes”, pretendiendo justificar así la calamitosa situación. Habría que ver si hay evidencia científica sobre el punto, además, no se oculta con eso que la capital departamental sufre por la falta de desagües pluviales y cada vez que llueve el microcentro se convierte en un infierno. ¡Qui bunita esa cidayi!
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Otro punto que se convirtió en “zona roja”, mientras el intendente Prieto sigue jodiendo con la navidad sustentable, es el Mercado de Abasto, donde los comerciantes no están nada satisfechos con la administración municipal. Baños convertidos en garitas, recaudación “en negro”, drogadictos y marginales de toda clase pululan por el centro de compras popular, dificultando la vida de las personas. Pero lo importante es que hay decoración navideña, vyropá el resto.
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Otro intendente bastante cuestionable es Nelson Cano, de Hernandarias, que ahora nuevamente adjudicó a una de sus “empresas favoritas” con una millonaria licitación, para hacer obra$$ en su municipio. Definitivamente, Hernandarias es el gobierno “de los amigo$”. ¡Viva la Pepa!