La inoperancia del Estado y el derroche de recursos son impresionantes; ahí está el Poder Judicial por ejemplo, en donde la Corte Suprema gasta una ponchada de plata mensualmente en concepto de alquileres para juzgados. En Alto Paraná se pierden más de cien millones al mes en esos pagos, todo porque no son capaces de construir infraestructuras que estén acorde a las necesidades. ¡Inútiles!
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Otro ente público que se destaca por su inutilidad es la Copaco, que en los últimos años perdió alrededor del 60% de sus clientes debido al pésimo servicio que ofrece. El otro día, extranjeros que recurren a Migraciones pegaron el grito al cielo porque no había sistema y no podían tramitar sus documentos. Tardaron más de 48 horas para reponer un cable, según se supo después. ¡Vaya eficiencia, che!
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Como cada año, desde el MEC sostienen que la matriculación en escuelas y colegios públicos es gratuita y automática; y también como ya es tradición, no faltan los directores, asociaciones cooperadoras y de padres, que exigen el pago de ciertas sumas, o de lo contrario, no se les inscribe a los chicos. ¡Así funcionan las cosas en este bendito país, señores!
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Un dato de reflexión para los señores docentes públicos, siempre tan activos cuando se trata de protestas y manifestaciones, en reivindicación de mejores salarios; informes oficiales dan cuenta que la brecha entre la educación pública y privada sigue creciendo; según pruebas PISA, los privados hicieron 35 puntos más que los públicos, es decir, se confirma una vez más la educación mediocre que brindan en el sector público. ¡Un poco de autocrítica no vendría mal, che!