La Policía Nacional de Paraguay enfrenta numerosos desafíos en su misión de garantizar la seguridad y el orden en el país, especialmente necesarios para ser analizados en el contexto en que celebran a los agentes de policía en su día.
Entre estos desafíos, uno de los más críticos es la necesidad de una profunda “higienización” institucional que permita erradicar a aquellos individuos que, bajo la fachada de agentes de seguridad, en realidad se comportan como malvivientes y deshonran el uniforme. Incluye a los de jerarquía, que si bien no son los que materialmente se desempeñan como bandidos, suelen ser las cabezas de las organizaciones delincuenciales.
La corrupción y el abuso de poder han sido problemas persistentes dentro de la institución, lo que ha minado la confianza de la ciudadanía en la Policía Nacional. Estas prácticas no solo afectan la imagen de la institución, sino que también ponen en peligro la efectividad de las operaciones policiales y, en última instancia, la seguridad pública.
Para enfrentar este desafío, es fundamental implementar reformas estructurales que incluyan mecanismos de control más estrictos, así como procesos de selección y formación que garanticen que solo aquellos verdaderamente comprometidos con el servicio a la sociedad formen parte de las filas policiales.
Es imprescindible fomentar una cultura de transparencia y responsabilidad, donde los actos de corrupción o conducta indebida no queden impunes.
En este día del agente de policía, es crucial reconocer a aquellos que, con integridad y valor, se esfuerzan por proteger a la ciudadanía y mantener el orden. Sin embargo, también es un momento para reflexionar sobre las mejoras necesarias para asegurar que todos los miembros de la institución policial no salgan de los lineamientos naturales de valores como la integridad, y así contribuyan a construir un estamento más fuerte y confiable.
La erradicación de los elementos corruptos dentro de la policía es una tarea aún no cumplida en la debida medida, por lo que dejó de ser deber, pasando a ser una exigencia innegociable de la sociedad paraguaya que merece una fuerza de seguridad íntegra y eficaz.
En ese mismo sentido, es importante ver acciones concretas de la jerarquía, y si bien es indudable de la trascendencia de lo espiritual, que el mejoramiento de la Policía Nacional no sea solo una cuestión divina.
A modo de recordatorio, la conexión entre Santa Rosa de Lima y la Policía Paraguaya se basa en valores de servicio, sacrificio y protección que son fundamentales para la labor de esta fuerza. Así como Santa Rosa se consagró a proteger a los más vulnerables a través de su fe y obras, la Policía, en teoría, se dedica a proteger y servir a la sociedad, defendiendo el orden y la justicia. Por esta razón, Santa Rosa de Lima fue designada como patrona de la institución nacional, simbolizando la aspiración a que los agentes policiales emulen su dedicación y rectitud en el cumplimiento de su deber.
