
En un nuevo episodio de la misma novela de siempre, en la mañana de ayer se llevó a cabo una requisa en la Penitenciaría Regional de Ciudad del Este, luego de recibir informaciones que internos vinculados al Primer Comando Capital tendrían armas de fuego ocultas en las celdas.
El operativo comenzó alrededor de las 6:30h y abarcó los pabellones A alta, B alta y el de manualidades, lugar donde se concentran los integrantes del PCC. La requisa arrojó el hallazgo de caletas utilizadas para guardar objetos ilícitos, armas blancas de fabricación casera, drogas, celulares y bebidas alcohólicas. Las seis pistolas que según Inteligencia del Ministerio de Justicia, estaban en poder de los reos, no fueron encontradas.

La corrupción extrema dentro del penal y la superpoblación refuerzan la percepción de que el lugar está siendo manejado por el crimen organizado, con la complicidad de algunos agentes penitenciarios que facilitan el ingreso de todo lo prohibido a cambio de sumas de dinero.
Los operativos evidencian que el sistema penitenciario está en agonía con la permanente detección de armas y drogas dentro de los pabellones. En necesaria una gestión transparente que pueda garantizar una supervisión efectiva, ya que los centros penitenciarios corren el riesgo de convertirse en una base de operaciones de las facciones criminales que operan detrás del muro.

JUSTIFICAR LO INJUSTIFICADO
Con el gastado discurso del cual ya estamos acostumbrados, el director del penal Joel Durañona, señaló que el objetivo principal de la requisa es frenar el ingreso de los elementos ilícitos y que se está trabajando para combatir la corrupción. Sin embargo, hasta el momento los funcionarios penitenciarios infieles no fueron identificados y continúan favoreciendo a peligrosos delincuentes presos.
La cárcel regional sigue siendo una bomba de tiempo y un verdadero peligro para los vecinos del barrio Boquerón.