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Reivindicar la correcta niñez

El Día del Niño en nuestro país debería ser un recordatorio no solo de los derechos que tienen los más pequeños, sino también de las responsabilidades que tienen los adultos y el Estado para garantizar una infancia digna y segura.

Es crucial reivindicar la correcta niñez en Paraguay, una que permita a los niños crecer en un entorno lleno de amor, respeto y oportunidades para su pleno desarrollo.

Los padres, como primeros responsables, deben asumir sus roles naturales de protección, educación y cuidado. Es vital que los niños y niñas  sientan el apoyo y la guía de sus familias en cada etapa de su vida.

La paternidad responsable no es solo una obligación moral, sino una necesidad social que afecta directamente al futuro de nuestra nación. Educar en valores, brindar afecto, y garantizar la salud física y emocional de los niños es el deber ineludible de cada madre y padre.

De la misma forma, los gobiernos deben jugar un papel central en la protección integral de los menores de edad, siendo de suma urgencia que las políticas públicas estén orientadas a salvaguardar a los niños de cualquier forma de violencia, explotación y abandono.

Uno de los daños más graves que sufren los niños al ser vulnerados en sus derechos es el impacto en su salud física. La desnutrición, el acceso limitado a servicios médicos y la falta de atención adecuada pueden derivar en problemas de salud crónicos que afectan su crecimiento y su calidad de vida. La falta de acceso a agua potable y a condiciones de saneamiento también expone a los niños a enfermedades prevenibles que, en muchos casos, pueden ser fatales.

El daño emocional es otra dimensión crítica de la vulneración de derechos. Los niños que crecen en entornos de violencia, ya sea en el hogar o en la comunidad, desarrollan traumas que pueden afectar su capacidad de relacionarse con los demás y su autoestima. La exposición a situaciones de abuso físico, psicológico o sexual deja cicatrices profundas en su bienestar emocional, generando ansiedad, depresión y, en muchos casos, conductas autodestructivas.

Además, la exclusión del sistema educativo fortalece el ciclo de pobreza y falta de oportunidades. La educación es un derecho fundamental que permite a los niños romper con las barreras de la desigualdad. Sin embargo, muchos niños en Paraguay se ven obligados a abandonar la escuela debido a la pobreza, el trabajo infantil o la falta de infraestructura escolar adecuada.

La falta de protección estatal adecuada agrava esta vulnerabilidad. Los niños que no cuentan con el respaldo de instituciones que garanticen su bienestar y seguridad se ven atrapados en una espiral de precariedad y abandono. La debilidad en la implementación de políticas públicas que prioricen la niñez y la adolescencia deja a miles de niños desprotegidos frente a las amenazas más abominables conocidas.

El Estado paraguayo debe asegurar que se cumplan los derechos básicos de la infancia, que van desde el acceso a la educación, la salud, hasta una vida libre de maltratos. Esto no debe ser visto como una concesión, sino como una obligación que refuerza la estructura misma de la sociedad.

Es urgente que todos se comprometan de manera real y efectiva con la protección de los derechos de los niños y niñas, entendiendo que invertir en su bienestar es construir un futuro más justo y prometedor para toda la sociedad.

En este Día del Niño, más allá de los regalos materiales, el verdadero regalo que como sociedad podemos ofrecerles es la garantía de un entorno seguro, lleno de oportunidades y respeto pleno.

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