
A orillas del río Monday, decenas de familias de la colonia Pengo San Miguel, distrito de Los Cedrales, siguen dependiendo de una balsa corroída y peligrosa para cruzar el cauce de una orilla a otra. El lugar limita con Minga Guazú, a la altura del Km 24 Monday. A pesar de las promesas del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones, encabezado por la ingeniera Claudia Centurión, la esperada construcción del puente sigue siendo una deuda pendiente con la comunidad, que una vez más expresó su hartazgo por la situación.
En octubre del año pasado, la propia ministra Centurión visitó la zona acompañada por el gobernador del Alto Paraná, César «Landy» Torres, quien actuó de mediador. En esa ocasión, ante vecinos esperanzados y medios de prensa, la alta funcionaria anunció la inminente construcción de un puente sobre el río Monday. Hoy, medio año después, no hay ni siquiera fecha tentativa para el inicio de las obras. Peor aún: reina un silencio absoluto por parte del MOPC.
Vecinos de la colonia Pengo San Miguel, agrupados en la Comisión Pro Puente, se reunieron nuevamente con el gobernador para insistir en su reclamo, que lleva más de tres décadas sin respuesta. Teodosio Ramos, presidente de la comisión, recordó que la obra fue comprometida oficialmente por el gobierno y que incluso el Banco Interamericano de Desarrollo, supuesto financista del proyecto, ya envió técnicos para inspeccionar el lugar. Aun así, el avance es nulo.
“La ministra vino, prometió, se sacó la foto y desapareció. No volvió, no responde, no da la cara. Nos mintió”, expresó indignado Ramos. La crítica no es gratuita: mientras la comunidad continúa cruzando el río en una estructura oxidada, con agujeros y riesgo permanente de accidente, el MOPC parece más preocupado en hacer propaganda institucional que en resolver necesidades urgentes de la ciudadanía.

La inacción del MOPC bajo la administración de Centurión roza la negligencia criminal. Alrededor de 100 familias siguen utilizando una balsa donada hace años y remendada con parches improvisados como su único medio de conexión con trabajos, escuelas y servicios básicos. Cada cruce es un acto de fe: madres, niños y agricultores viajan sobre un cascarón de metal al borde del colapso.
PÉRDIDAS ECONÓMICAS, ADEMÁS DEL PELIGRO
Además del peligro, la falta de un puente genera enormes pérdidas económicas y sociales. Los pequeños productores deben transportar mandioca, frutas, hortalizas y aves hasta Ciudad del Este, y el cruce con la balsa reduce el trayecto a 11 km. Sin ella, deben recorrer hasta 70 kilómetros adicionales por caminos de tierra y en mal estado. Esta precariedad ha obligado a muchas familias a abandonar la colonia. “Nosotros seguimos acá, luchando, rezando cada vez que subimos a esa balsa. Vivimos con miedo”, lamentó un poblador.
Claudia Centurión, lejos de ofrecer soluciones, ha demostrado una alarmante ineptitud en su rol como ministra. Su gestión acumula promesas incumplidas y proyectos estancados. La comunidad de Pengo San Miguel ya no quiere discursos, quiere máquinas trabajando. “El que no llora, no mama”, dijo Teodosio Ramos, pero la paciencia se agota y no descartan realizar medidas más fuertes, para reivindicar la construcción del puente anhelado hace 3 décadas.