
Un empresario paraguayo ha sido blanco de una sofisticada estafa que lo despojó de un inmueble valuado en 3 millones de dólares. El caso, que revela la vulnerabilidad de nuestro sistema judicial, ha dejado al empresario no solo sin su propiedad, sino también enfrentando supuestos cargos de estafa, mientras el verdadero estafador sigue en libertad e incluso vendiendo el mismo inmueble varias veces a distintos interesados, que también están cayendo en la trampa.
El autor de esta millonaria estafa sería Jorge Ricardo Arriola, con un extenso historial de fraudes similares. Según la denuncia, utilizando su experiencia en la falsificación de documentos, Arriola logró transformar un simple poder especial temporal en un contrato de compra-venta definitiva del inmueble que se encuentra en el Km 26 Acaray de Minga Guazú, cerca del Aeropuerto Guaraní. Este terreno, originalmente adquirido por el empresario Jairo Antonio Webber Kaefer en 2013, ahora está en manos de personas desconocidas, gracias a la manipulación del sistema judicial por parte de Arriola.
Webber Kaefer, buscando vender la propiedad debido a problemas en la posesión, fue engañado por Arriola, quien se presentó como un experto en bienes raíces. Con la complicidad de un supuesto pastor evangélico, Bernardino Insaurralde, convencieron al empresario de otorgar un poder especial de seis meses para gestionar la venta. Sin embargo, lo que inicialmente parecía un contrato temporal fue alterado por Arriola, quien lo convirtió en un contrato de compra-venta definitiva, donde falsamente se indicaba que había pagado 600 mil dólares por la propiedad, una transacción que nunca ocurrió.
«La transacción jamás se realizó, no hay ninguna evidencia al respecto», declaró la abogada del empresario, Noelia Núñez. Pese a las constantes demandas de Webber Kaefer para la devolución de los documentos y la revocación del poder, Arriola no solo inscribió provisionalmente el contrato falsificado en un juzgado, sino que también vendió la propiedad a dos personas diferentes: Julio César Martínez Trueba, un empresario portuario, y Rodrigo Alvarenga, quien recientemente fue extraditado por cargos de narcotráfico. Aunque Arriola ha sido denunciado por estafa y lesión de confianza, la respuesta de la justicia ha sido sorprendentemente lenta, y hasta ahora no ha sido imputado.

EL USO DE INFLUENCIAS PARA ELUDIR LA JUSTICIA
Según la abogada, Arriola presume de tener influencias dentro del Poder Legislativo y Judicial, lo que le ha permitido actuar con impunidad. «Es increíble cómo el sistema de justicia opera a favor de un estafador con al menos 20 antecedentes», lamentó Núñez.
Aprovechando su supuesta relación con un legislador y un ministro de la Corte Suprema, Arriola tuvo la osadía de denunciar a Webber Kaefer por estafa, logrando que el fiscal Oscar Delfino lo imputara en un tiempo récord. Esta situación no solo pone en riesgo la inversión del empresario, quien pretende inaugurar una planta de combustibles ecológicos en la región, sino que también plantea serias dudas sobre la integridad del sistema judicial.
HISTORIAL DE FRAUDES
Jorge Ricardo Arriola no sería un novato en el mundo del crimen. Desde 2012, ha estado involucrado en una serie de estafas, incluyendo el uso de documentos de terceros para adquirir bienes sin pagar, dejando las deudas a nombre de otras personas. Su historial también incluye estafas a aseguradoras y la venta de vehículos siniestrados utilizando documentos falsificados.