Después de meses de inacción y tras recibir fuertes críticas por parte de los medios y la ciudadanía, la Armada Paraguaya finalmente realizó una operación significativa el pasado domingo, logrando la aprehensión de una importante carga de marihuana que estaba lista para ser enviada a Brasil a través del lago Itaipu, en la zona de la Triple Frontera. El operativo evidencia que los efectivos militares conocen perfectamente las rutas utilizadas por los narcotraficantes, contrabandistas y traficantes de armas en la región, pero hacen la vista gorda, presumiblemente a cambio de jugosas coimas.
La carga de 25 cajas conteniendo marihuana prensada, cuya cantidad no fue especificada, fue interceptada en la zona de Puerto Indio, distrito de Mbaracayú, luego que los agentes de la Armada, en particular del Destacamento Naval del Puerto Tres Fronteras, fueran duramente cuestionados por su ineficacia para frenar el contrabando y otros delitos en la zona. Según fuentes fidedignas, el principal responsable de esta permisividad sería el Comandante del Área Naval del Este, Capitán de Navío Pablo Francisco Barros Pereira, señalado como el cabecilla de un esquema de sobornos que facilita las actividades ilegales en la frontera.
A pesar de este reciente golpe al narcotráfico, la situación en la Triple Frontera sigue siendo crítica. El contrabando de productos de consumo básico, como alimentos y bienes de uso cotidiano, afecta gravemente a la economía local y especialmente a los pequeños productores paraguayos, que no pueden competir con los precios del mercado negro. Efectivos navales, principalmente los destacados en el Puerto Tres Fronteras de Pdte. Franco, han sido acusados de aceptar sobornos a cambio de permitir el ingreso de contrabando y el envío de narcóticos a través del río Paraná.
El Capitán Barros Pereira, junto con otros agentes de la Armada Paraguaya, ha sido acusado de liderar una red de corrupción que incluye el paso ilegal de mercancías en la región. Bajo su mando, según las denuncias, los controles fluviales disminuyen al caer la noche, lo que facilita el tránsito de productos ilícitos, desde cargamentos de marihuana hasta armamento destinado a facciones criminales en Brasil, como el Primer Comando Capital y el Comando Vermelho.
La Unión Industrial Paraguaya ha sido una de las voces más críticas ante esta situación. Según el gremio, la relajación de los controles portuarios ha permitido que el contrabando alcance niveles alarmantes, afectando no solo a la industria local sino también fomentando una cultura de corrupción que debilita la confianza en las instituciones públicas. Las recientes incautaciones, aunque importantes, no resuelven el problema estructural que atraviesa la región.
REACCIÓN TARDÍA
Lo paradójico de esta reciente aprehensión es que ocurre solo después de que la Armada Paraguaya se viera en el centro de las críticas por su pasividad ante el narcotráfico y el contrabando. Desde que asumió el cargo, en octubre de 2022, el Capitán de Navío Barros Pereira ha sido acusado de expandir un esquema de recaudación ilegal que su predecesor, el Capitán Emeterio Miranda, había iniciado. Este golpe al narcotráfico, aunque significativo, parece más una reacción a la presión mediática que un verdadero esfuerzo por controlar el delito en la región.