
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, intensifica la guerra comercial con Canadá al anunciar el aumento de los aranceles sobre las importaciones de acero y aluminio canadienses del 25% al 50%. Esta decisión, que entrará en vigor hoy, responde a la reciente medida de la provincia canadiense de Ontario de incrementar en un 25% el precio de la electricidad suministrada a hogares estadounidenses.
Trump comunicó su decisión a través de su plataforma en redes sociales, donde también exigió la eliminación inmediata de los aranceles canadienses sobre productos lácteos estadounidenses. Además, amenazó con aumentar los aranceles a los automóviles que ingresan a Estados Unidos a partir del 2 de abril si Canadá no elimina otros aranceles existentes.
El incremento de los aranceles estadounidenses podría tener consecuencias importantes para la economía canadiense, especialmente en las provincias de Quebec y Ontario, donde la industria del acero y el aluminio es un pilar fundamental. En 2024, Canadá exportó acero y hierro a Estados Unidos por un valor de 13.000 millones de dólares, mientras que las importaciones estadounidenses en este sector alcanzaron los 11.000 millones de dólares. La dependencia de Estados Unidos del aluminio canadiense es notable, importando tres veces más de lo que exporta.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, prometió una respuesta firme para defender a los trabajadores e industrias canadienses. Las medidas de represalia podrían incluir aranceles sobre productos estadounidenses y otras acciones destinadas a proteger la economía nacional.
La escalada en las tensiones comerciales genera preocupación en los mercados financieros. Tanto el índice S&P 500 como la Bolsa de Toronto experimentaron caídas considerables y el dólar canadiense sufrió una depreciación. Además, aproximadamente 1,5 millones de hogares en Nueva York, Michigan y Minnesota se verán afectados por el aumento en el costo de la electricidad debido a las medidas de Ontario.
Líderes empresariales y economistas advierten sobre el impacto negativo que esta guerra comercial podría tener en la economía de Estados Unidos, aumentando el riesgo de una recesión. Las represalias comerciales de Canadá y China están creando un clima de inestabilidad e incertidumbre en el mercado, lo que podría afectar el crecimiento económico en ambos países.