
La Policía Nacional maneja informaciones que contradicen la versión inicial de un supuesto asalto a un turista brasileño en pleno microcentro de Ciudad del Este, por parte de un hombre que simuló ser uniformado. Según datos preliminares, el mismo no fue víctima de un robo, sino que habría intentado adquirir un arma de fuego de manera ilegal, transacción que presuntamente se realizó a través del sistema de pagos electrónicos Pix, pero que no se efectivizó.
De acuerdo con las pesquisas, el turista habría sido enviado para retirar una pistola que se adquirió por parte de otra persona en el mercado negro, con la intención de llevarla consigo entre sus otras compras al Brasil. Sin embargo, la transacción aparentemente no se completó, lo que habría motivado a los vendedores a perseguirlo para recuperar el arma que ya había sido entregada, pero no pagada.
El incidente ocurrió a plena luz del día, el pasado fin de semana. En imágenes captadas por cámaras de seguridad, se observa que el supuesto afectado no opone resistencia ni es intimidado con un arma de fuego, lo cual refuerza la hipótesis de que no se trató de un asalto común, sino de un conflicto derivado de una transacción ilegal fallida.
Llama la atención de las autoridades que hasta el momento no se haya presentado ninguna denuncia formal en ninguna sede policial, ni por parte de la supuesta víctima ni de terceros. La policía continúa investigando el caso e intenta identificar a todos los involucrados.
La venta ilegal de armas de fuego es un problema persistente en la zona de la triple frontera, donde organizaciones criminales operan bajo aparente impunidad. Este nuevo episodio pone nuevamente en evidencia los riesgos del tráfico de armas y la facilidad con la que ciudadanos extranjeros pueden acceder a armamento en el país.
LA DENUNCIA
Los testigos que proveyeron las imágenes mencionaron que un joven de nacionalidad brasileña fue despojado de R$ 4 mil por un hombre que se hizo pasar por policía para realizarle una revisión y apoderarse de una riñonera que contenía el dinero.
Señalaron que serían los “pirañitas” que acechan a los turistas en la zona comercial, pero que no tenían informaciones sobre sus identidades.