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Una sociedad sin violencia es el desafío de la humanidad

Todo tipo de acciones que tengan como propósito dañar a otro, son totalmente inapropiados para este tiempo, donde la humanidad se presa de evolucionada y desarrollada como nunca antes.

Hoy, al recordarse el día internacional para la eliminación de la violencia contra la mujer, se abre una vez más el debate sobre la deuda pendiente con la misma esencia humana.  La violencia contra la mujer es una violación grave de los derechos humanos y una manifestación extrema de la desigualdad de género.

En Paraguay, como en muchas otras partes del mundo, esta violencia se presenta en diversas formas, incluyendo agresiones físicas, sexuales, psicológicas y económicas.

La eliminación de todas las formas de violencia, y puntualmente  contra la mujer, sigue siendo deuda obviada, pese a ser crucial para construir una sociedad realmente sustentada en la justicia.

Las mujeres que sufren violencia experimentan problemas de salud física y mental, pérdida de oportunidades económicas y sociales, y una disminución en su calidad de vida. Además, la violencia acrecienta ciclos de pobreza y desigualdad, afectando negativamente cualquier propósito de desarrollo.

En la tarea de erradicar la violencia contra la mujer, es fundamental promover la educación y la sensibilización sobre la igualdad del varón y mujer, así como los derechos humanos, más allá de sencillas teorizaciones. Las campañas de concienciación y los programas educativos pueden ayudar a cambiar actitudes y comportamientos, fomentando el respeto y la igualdad entre hombres y mujeres. La educación también empodera a las mujeres, dándoles las herramientas necesarias para reconocer y denunciar la violencia. Siempre intentar callar agresiones por asuntos de vínculos sanguíneo o por el morbo de personas insanas de comunidades, es la base para que nada cambie, y se tengan padecimientos innecesarios y desgracias prevenibles.

El gobierno tiene un papel crucial en la eliminación de la violencia, en todas sus ramificaciones. La implementación de normas no tiene efecto esperado sino se lo hace cumplir. La praxis débil o desinteresada de jueces es también un tipo de violencia, y culpable de innumerables muertes.

Proporcionar servicios de apoyo, como refugios, asesoramiento y asistencia legal, para ayudar a las víctimas a recuperarse y reconstruir sus vidas, debe ser universal, no ensayos inocuos solo para hacer ruido.

La sociedad en su conjunto juega un papel significativo en la lucha contra la violencia de género. Las organizaciones no gubernamentales, los grupos comunitarios y los individuos deben trabajar juntos para apoyar a las víctimas, abogar por cambios en las políticas y promover una cultura de respeto e igualdad.

Cada uno, desde el rol que desempeña, tiene un papel que desempeñar, desde la defensa de los derechos humanos hasta la promoción de hacer fundamento el respeto mutuo.

Los números son prueba palpable que no se tiene avances significativos en esa materia, por lo que el país, por medio de sus referentes, debe comenzar la construcción de un futuro libre de violencia para todos. Una sociedad sin violencia es desafío de toda la humanidad.

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