
Son al menos 300 familias del barrio Che Jazmín de Hernandarias que tienen serios problemas de infraestructura, como caminos en mal estado, falta de recolección de basuras y otros que hacen que el barrio sea una guarida de adictos que tiene en zozobra a la población. Afirman que para la administración de Nelson Cano el barrio aparentemente no existe, porque no responde a los pedidos de los pobladores.
Víctor Benítez, presidente de la comisión vecinal, dijo que están a tan solo cinco cuadras del centro de Hernandarias y hace dos años que reclaman la reparación de un camino y la apertura de otro, porque están prácticamente aislados y ni la patrullera policial puede llegar al sector porque no hay condiciones viales.
Explicó que hace dos años el intendente Nelson Cano, junto a la concejal Jessica Caballero, estuvieron por la zona con un camión tumba y se hizo un movimiento de suelo, pero luego se olvidaron del lugar. Con la insistencia de los vecinos, les dijeron que se necesitaban tubos para poder colocar en la zona baja y hacer un empedrado que esté en condiciones.
Los vecinos, mediante actividades que organizaron, lograron comprar los materiales, pero luego la comuna se desentendió pese a los reiterados pedidos. Para buscar respuestas fueron a la municipalidad, pero ya no encontraron apertura de las autoridades. Los afectados indicaron que como comisión vecinal no tienen las condiciones de realizar la obra, además de ser una obligación de las autoridades del municipio.

UN PROBLEMA
Benítez expresó que, aparentemente el intendente Nelson Cano tomó represalias contra el barrio por cuestiones políticas. Por ese motivo se habría distanciado de todo el barrio Che Jazmín.
Obviamente, si esas son las razones, es una irregularidad y una tremenda confusión de roles que tiene el intendente Nelson Cano, que probablemente piensa que sigue en la época feudal, donde todos se deben al ser superior dentro de la comunidad.
En el barrio muchos pobladores no tienen condiciones de lograr servicios básicos como una unidad de salud, redes de distribución de agua potable, una plaza para que los niños jueguen y compartan, entre otros, porque no cuentan con caminos de todo tiempo y están literalmente aislados.
Ahora la opción es acudir al gobernador César “Landy” Torres, para que pueda invertir en el barrio. Afirman que confían en su gestión y que tienen como base la experiencia que él tuvo en Santa Rita en su época de intendente, por eso llevarán su pedido de obras hasta la administración departamental.
AVANZADOS POR ADICTOS
Los tubos de cemento que quedaron al costado del camino son refugio para adictos, que principalmente de noche se juntan en el sector y perpetran todo tipo de fechorías. Los vecinos indicaron que muchos bienes ya les fueron robados y que la policía, por más que reciba la denuncia, no tiene como llegar por el mal estado de los caminos.
“Los adictos no son del barrio, vienen de otro lado, aprovechan la oscuridad y usan esos tubos donde ingresan y fuman crack. No podemos dejar nada, hasta las gallinas están robando, es una situación insostenible”, expresó Víctor Benítez.