A menos de 24 horas del gran operativo denominado “Peine fino”, efectuado el miércoles en la Penitenciaría Regional, se realizó un nuevo cateo en uno de los pabellones y nuevamente se logró la incautación de objetos prohibidos, develando la imparable corrupción existente en el lugar. El procedimiento se llevó a cabo el jueves a la mañana, sobre la avenida Rogelio Benítez del barrio Boquerón.
El encargado de seguridad del penal, Gilberto Fariña, tras recibir informaciones que en una de las celdas un interno tenía un arma de fuego, solicitó el apoyo de la Policía Nacional para realizar un nuevo cateo. En compañía de los agentes policiales se verificó una de las celdas del Pabellón C, pero no se encontró ningún arma de fuego, pero sí una gran cantidad de armas blancas de fabricación casera, entre ellas una espada, teléfonos celulares, un martillo y un balde utilizado para la elaboración de la “chicha”, bebida alcohólica fermentada.
El nuevo operativo develó la corrupción imparable dentro del penal, donde los propios guardias serían los que facilitan el ingreso de los objetos prohibidos a cambio de un “incentivo” económico. El peligroso esquema se adueñó del reclusorio, poniendo en peligro a la población que vive en los alrededores de la vetusta estructura.