Las altas temperaturas se están convirtiendo en una realidad constante en más meses del año, y los efectos se hacen evidentes en múltiples aspectos, incluida la salud pública. Uno de los impactos más preocupantes es la proliferación de enfermedades transmitidas por mosquitos, como el dengue, el zika, la chikungunya y la fiebre amarilla, todas causadas por el Aedes Aegypti, un mosquito que se desarrolla rápidamente en climas cálidos y se vuelve más activo en la búsqueda de sangre humana.
Las altas temperaturas aceleran el ciclo de vida del virus del dengue dentro del mosquito, lo que aumenta significativamente las posibilidades de transmisión de la enfermedad a los humanos. Actualmente, estamos experimentando un pico de contagios, lo que plantea una preocupante coexistencia de enfermedades, tanto transmitidas por mosquitos como de tipo respiratorio.
El infectólogo Pedro Villalba, durante una entrevista radial, destacó el impacto del cambio climático en la propagación del dengue y otras enfermedades. Señaló que el clima atípico ha prolongado la temporada del dengue, lo que representa un desafío para la salud pública.
Anteriormente, la temporada de frío frenaba la reproducción de los mosquitos transmisores, pero ahora estamos viendo una persistencia del dengue durante todo el año. Villalba advirtió sobre la posibilidad de una temporada mixta de dengue y enfermedades respiratorias, lo que ejercería una presión adicional sobre el sistema de salud.
En este contexto, enfatizó la importancia de la vacunación contra la gripe en grupos de riesgo y la adopción de medidas preventivas, como la eliminación de criaderos de mosquitos en el hogar y la ventilación adecuada de los espacios interiores.
El experto también brindó consejos sobre cómo fortalecer el sistema inmunológico, como mantener una dieta balanceada, hacer ejercicio regularmente y descansar lo suficiente. Destacó la importancia de la exposición solar moderada para mantener niveles saludables de vitamina D, crucial para la función inmunológica.
